miércoles, 25 de agosto de 2010

LA UNION SE RINDE A MIGUEL ORTEGA


Miguel Ortega, de Los Palacios y Villafranca (Sevilla), un auténtico "currante" del flamenco es la nueva Lámpara Minera de el Festival de Cante de las Minas de La Unión (Murcia), según los "entendidos" el premio más importante del inmenso crisol que forman los cientos de concursos flamencos de nuestro país.
Vaya por delante la inmensa satisfacción que siento por el hecho de comprobar que en esta ocasión se ha premiado a un cantaor joven que lleva toda su vida "batiéndose el cobre" por hacerse un hueco en el panorama flamenco. No tuve ocasión de presenciar su participación en el concurso de este año, pero pongo la mano en el fuego sin duda alguna, en que el bueno de Miguel lo mereció con creces. Y lo digo porque me consta su trabajo y su lucha diaria por llegar a lo que ha llegado al fin.
Otras veces se ha premiado a cantaores poderosos, de voces laínas y auténticos campeones de apnea pero mecánicos, sin duende....el cante "programado y diseñado" al milímetro para traerse el premio a casa. Gente que cuidaba el momento justo donde poner el "Ay" para agradar al jurado. Concurseros, al fin y al cabo.
Miguel Ortega es también un cantaor poderoso...pero currante, curtido en mil batallas, experimentado y (hasta ahora) humilde. Esperemos que el premio no lo cambie.
En su día me sorprendí al conocer a Juan Pinilla (ganador de la Lámpara Minera 2007), y descubrir a un muchacho centrado, sin aires de grandeza, alegre, extrovertido y volcado a su público. Cantaor grande, dentro y fuera del escenario.
Con Miguel Ortega tenemos el mismo tipo de cantaor, artista que "no va de artista" por la vida, y que con su premio en la mano, estoy seguro que no se le caerán los anillos si tiene que "echarse atrás" para cantarle de nuevo a Vicente Amigo, Javier Barón o Belén Maya entre otros. Al contrario: sin duda disfrutará de nuevo como el primer día, con su afición y su vida.
Parece que La Unión empieza a acordarse de aquellos cantaores digamos "semi-profesionales". Personas que viven del flamenco sin estar en el Olimpo del Flamenco...pero que van camino de ser parte de esa aristocracia flamenca. Un caso parecido se produjo el año pasado con el primer premio de Churumbaque Hijo, otro auténtico currante del escenario poco dado a los concursos (al igual que Miguel), pero que supo administrar su momento para llevarse digna y merecidamente la Lámpara en 2009. Sin aspavientos, sin excentricidades, sin amiguismo de conveniencia....
Son dos ejemplos de "obreros" del flamenco que han tocado el cielo y que esperamos se mantengan mucho tiempo en lo más alto.
De Miguel Ortega no me cabe la menor duda de que así será. Enhorabuena, Miguel.

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